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Arte Salarich no necesita mucha presentación. Este taller ubicado en Campocámara es un referente artístico desde hace muchas décadas. Su especialidad es la escultura. Actualmente este proyecto artístico y empresarial va por su segunda generación. Ramón Salarich hijo ha sabido recoger sabiamente el testigo de su padre.

Pregunta. ¿Cuál es la historia desde el punto de vista empresarial de Arte Salarich?

Respuesta. El taller de escultura Arte Salarich se inició a través de la iniciativa personal de mi padre en el año 1986, fecha en que trasladó su residencia a Campocámara. La línea de trabajo que seguía al principio era la de una obra personal, con exposiciones en galerías de arte a nivel nacional y trabajando con exclusividad con una galería madrileña. Atendiendo a la variedad de encargos que recibía fue evolucionando y reconduciendo su producción artística hacia una oferta más amplia y diversa. Entre estos trabajos destacan las áreas de pieza única, obra de colección, obra pública, imaginería, murales y encargos personalizados. Así se ha estado trabajando los últimos treinta años.

P. Es la segunda generación de esta empresa ¿Cómo ha sido este relevo de padre a hijo?

R. Mi relación con el taller desde la infancia siempre fue algo familiar y cotidiano al ver a mi padre trabajar y ayudarle en tareas sencillas, ya que siempre me sentí atraído por actividades creativas como el dibujo y el modelado. Quizás, por esta cercanía a la escultura, más adelante, mis inquietudes académicas fueron otras. Después de cursar estudios técnicos de Informática me dediqué profesionalmente a este ramo en Granada y Barcelona. En los peores años de la crisis de 2008, me replanteé mi situación laboral y decidí dar un giro radical a mi vida volviendo al pueblo y dedicándome por completo a la escultura, siguiendo los pasos de mi padre con el cual he trabajado codo con codo desde entonces. Con su próxima jubilación, en el año 2016 me cedió la dirección del taller siendo esta una transición del todo natural.

P. A día de hoy cómo está enfocado este proyecto artístico y empresarial.

R. Ante la nueva situación del mercado y aprovechando mis conocimientos técnicos, el taller aparte de los trabajos tradicionales, explora nuevas técnicas y procedimientos como son: resinas poliméricas, mecanizados y digitalización, entre otras. Además, la presencia en internet a través de nuestra web salarich.es nos proporciona una difusión global que de otra manera no tendríamos al estar ubicados en una zona rural.

¿Qué ventajas tiene trabajar este tipo de proyecto empresarial desde un pueblo como el vuestro?

La tranquilidad que ofrece Campocámara es ideal para un trabajo artístico, alejado del bullicio de una gran ciudad. Por otro lado supone un inconveniente cuando nos referimos a transporte tanto de proveedores como de distribución. No obstante, Arte Salarich tiene a día de hoy presencia a nivel nacional y puntualmente internacional.

¿Qué expectativas tiene Arte Salarich de cara a los próximos años?

Además de los trabajos habituales, atendiendo encargos de la Administración, entidades culturales, empresas y particulares, Arte Salarich sigue la línea artística personal y está abierto a proyectos de nueva creación adaptándose a la demanda. En los últimos años hemos desarrollado varios encargos de obra pública, área de trabajo en la que centra gran parte de la actividad con proyección de futuro.